martes, 14 de mayo de 2013

El sueño de dejar


Déjame insinuarte mi interés, desnudarte con
una mirada e interrumpir tus sueños formados
por ideas abstractas vinculadas íntimamente con los
recuerdos que logré marcar en tu vida.
Déjame incrustar mis manos en tu espalda y sentir
la respiración de ambos, hasta que sea
 una sola y que los espíritus se fusionen haciendo
confundir nuestros sentidos.
Déjame sentir tus pestañeos en mis labios, y las
caricias de tus dedos recorriendo mis brazos
de arriba abajo.
Déjame contemplar tu estructura perfecta,
predeterminada para un ser como yo dedicado a
la ociosa actividad de disfrutar la sola existencia
de un ente agraciado por las más exquisitas características
humanas que cualquier otro pueda tener.
Déjame cautivar tu mirada, en la que me reflejo y por
primera vez me siento dentro de ti.
Déjame estrangular tus pechos lisos y tibios; déjame modificar
el concepto de felicidad, haciendo que todo camino parta de
tus singulares caderas, hasta llegar a la magnificencia
de lo que sería mi peculiar placer.
Déjame creer que existes, deja que crea que eres real,
que los dioses me han agraciado y se compadecieron
de un hombre como yo.
Déjame vivir con la ilusión, pues la soledad es grande
y temo llegar a morir sin antes haberte podido sentir.

Déjame soñar, que me dejas…

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